En los planes escolares antiguos era parte infaltable de la clase de Geografía los movimientos de traslación y rotación. La materia se pasaba hasta a los niños más pequeños. Aprendíamos que la tierra rotaba sobre su eje y que el planeta seguía un caminito, llamado órbita, que lo alejaba o lo acercaba del sol. Gracias a eso existían las estaciones del año.
Así, el solsticio y el equinoccio llegaron a ser parte de nuestro inconsciente colectivo, y empezamos a relacionarlos con las 4 estaciones del año: verano, otoño, invierno y primavera; con el frío y con el calor, con las comidas específicas como las legumbres en invierno, sandías y melones en verano, la uva y la fiesta de la vendimia en marzo, entrando el otoño.
Pero más allá de los cambios en nuestra vida cotidiana (menús, tipo de ropa o dinámicas familiares) y considerando que este 21 se inicia el Solsticio de Invierno, y que a su vez se celebra el Día de nuestros Pueblos Originarios, Plaza Oriente quiso abordar la profunda conexión entre el ser humano, su espiritualidad, su salud mental y su relación con el sol.
En Chile, una de las celebraciones de este hito más conocidas es el Wiñol Tripantu o retorno de la salida del sol renovado, que conmemora el inicio del Año Nuevo Mapuche. Beatriz Painiqueo, asesora intercultural del Programa PESPI dependiente del Departamento de Gestión Usuaria y Participación, nos explica que en este periodo, que se produce por lo general entre el 19 y 21 de junio de cada año, se da un notorio cambio de ciclo de la naturaleza. “Esto para el mapuche implica sumarse a renovar energía del cuerpo, de la mente, la ropa, el hogar; todo tiene que ver con la limpieza, con la sanidad, con la salud. Hay que velar por el cuidado como seres vivos y el agua, que es lo que nos va a limpiar, lo que se lleva las enfermedades”. Agrega que en un lof o comunidad donde hay todavía riachuelos y esteros, la llegada del invierno con la lluvia hace que estos esteros revivan “El porhenko, el traienko, el witrunko viene desde los cerros y baja para limpiar, para llevar las impurezas” agrega.
En ese sentido, agrega que es muy importante consumir alimentos naturales de temporada; nutritivos, alimentos que den energía, que ayuden a equilibrar el sistema inmunológico, que den fuerza. Por lo tanto, la noche en que ocurre el solsticio se preparan distintos productos de la tierra como mvltrun (trigo cocido molido y apanado que antes se hacía con cebada), cazuelas de achawall (pollo) combinado con hierbas medicinales, con champiñones, ñegvm, diweñe; también tortillas al rescoldo, kofen poñi (papa cocida al rescoldo), kofen pengka (zapallo cocido al rescoldo), o frutas cocidas al rescoldo. “La idea es hacer prevalecer la bondad y reciprocidad con la naturaleza, que nos sostiene con vida, con buena salud, porque cada elemento que nos sostiene tiene un cuidador ya sea femenino o masculino y con ellos se comparte el kvme mongen, el buen vivir o vivir diario”, puntualiza.
Según el Ministerio de la Cultura el pueblo Aymara celebra el Machaq Mara (año nuevo) o Mara Taq’a (división del año), una ceremonia ancestral en que los pueblos andinos festejan el solsticio de invierno al amanecer, cuando los rayos de Tata Inti (el padre sol) llegan a la Pachamama (la madre tierra) para iniciar un nuevo ciclo en la vida de la naturaleza y las personas. El hito simboliza el retorno del sol y la recepción de nuevas energías cósmicas y la celebración consta de comidas especiales, lecturas de leyendas y elaboración de manualidades como ofrenda, porque los pueblos andinos iniciarán un nuevo ciclo agrícola de sembradío.
En el norte, algunas instituciones están empezando a celebrar esta festividad, por ejemplo, en Iquique, algunos establecimientos educacionales han desarrollado actos en torno a este tema para educar a los alumnos en actos con pertinencia cultural.
Por parte de los quechuas, la celebración es conocida como el Inti Raymi y es una ceremonia andina que se festeja en el antiguo territorio Inca que comprendía países actuales como Perú, Ecuador, Bolivia, Argentina, Colombia y Chile. Se celebra en honor de Inti, el dios sol, cada solsticio de invierno. El centro de la celebración es la ciudad de Cusco, en Perú, y consiste en un espectáculo costumbrista que concita participación masiva entre turistas y cusqueños que presencian una invocación al sol. En Chile, se celebra en algunos pueblos del norte y en museos históricos con mesas ceremoniales para purificación, ofrendas de música y danza, dádivas de palo santo, pétalos de flores, arroz y naranjas.